lunes, 15 de abril de 2013

Barrera Económica de la Geografía Peruana




Antes de escribir estas líneas, recorrí algunos caseríos y centros poblados de la Provincia de San Marcos, encontré varias sorpresas, pero en este artículo solo describiré el tema de articulación vial con sus limitaciones geográficas, ya que ni la pobreza extrema rural, ni la desarticulación vial, ni el aislamiento poblacional que aún se palpa en los caseríos y centros poblados de la Región Cajamarca, han sido o son atendidos por el Estado y después se quejan de existir mucha desigualdad, si los esfuerzos mayormente han sido direccionados a las actividades productivas que se ubican en la costa y que producen por no decirlo a “economía de escala” en comparación con la sierra, que es una economía de autoconsumo.




Si bien es cierto que nuestra geografía es empinada, los esfuerzos por articular el país aún son escasos, por lo que, no es de llamarnos la atención la disparidad de ingresos que existe entre los pobladores del campo y la ciudad, sin tener que olvidar que en las zonas rurales, no existe fuente de empleos, y su actividad principal es la agricultura y ganadería, actividades aún abandonas. Los obstáculos geográficos se pueden solucionar a través de la construcción de infraestructura y provisión de servicios de comunicación; y las actividades agropecuarias que se realizan al secano también se pueden fortalecer, a través de la construcción de reservorios que almacenen agua en época de invierno y ser utilizada en época de estiaje, mejoramiento de semillas, capacitación y asistencia técnica, utilización de tecnología reproductiva, entre otros.

Revisando la literatura peruana, en casi todos los gobiernos, los presidentes han apuntado a articular el país, pero aún así el avance es lento, por ejemplo: En el año 1937, el presidente Óscar R. Benavides dijo: “Nunca me cansaré de repetir que, en opinión de mi gobierno, el más importante de nuestros problemas es la construcción de caminos. ¡Carreteras! ¡Carreteras! ¡Carreteras!”. Pero diez años antes, la construcción de caminos ya era una prioridad para el presidente Augusto B. Leguía, y antes aún, el presidente Balta se había sumado a la aspiración nacional de invertir en ferrocarriles, y a su vez continuaba la prioridad otorgada al transporte interno por los anteriores gobiernos de Ramón Castilla y José Echenique, cuando ese objetivo consistía en los primeros ferrocarriles y la navegación a vapor a lo largo de la costa. De igual manera, en su primer mandato el presidente Fernando Belaunde apostó fuertemente por las carreteras arriesgando, como Balta, el equilibrio fiscal para lograrlo.

Si bien es cierto que el Estado, se ha centrado más en generar políticas públicas de apertura comercial externa, tipo de cambio, fijación de precios y subsidios, e incluso de las de estabilización macroeconómica y registro de propiedad, han sido escasos los esfuerzos por aperturar, mantener y permeabilizar las vías de comunicación de las zonas rurales del país que es de gran importancia para intercambiar bienes y servicios, trasladar tecnología, hacer conocer las tradiciones, costumbres, atraer el turismo, mejorar la salud, la educación, entre otros, a ello se suma el intercambio comercial que se ve traducido en el incremento de ingresos de los pobladores.

En una economía no industrializada ni comercial, como es la rural, el desarrollo de la agricultura, ganadería y el factor geográfico limitan su avance, ya que la distancia y la desarticulación tiene relación directa con el costo de realizar transacciones comerciales y de proveer servicios públicos, costos que afectan directamente al productor, que en oportunidades subsidian sus productos a precios por debajo de los costos de producción.

Las economías de aglomeración pueden generar un mayor dinamismo económico y comercial, pero la dispersión poblacional y el número reducido de familias que conforman los caseríos y centros poblados de los distritos, no solo limitan el dinamismo económico, sino que indirectamente afectan la productividad, por ejemplo: La dispersión poblacional, reduce la provisión de infraestructura y de servicios públicos, la presencia y calidad de los servicios de educación y de salud, el acceso a la tecnología y la adopción de buenas prácticas, intercambio de conocimientos, entre otros. Además, el acceso a la información que es limitado, limita aún más formar grupos políticos que presione a los gobiernos locales sobre temas de gestión.

Por lo que nos da a entender que son muchos los factores que determinan los ingresos rurales de los pobladores de la región Cajamarca, en los que también deben incluirse los factores geográficos. Esa falta de intervención del Estado, posterga el futuro de nuestros hermanos campesinos, y agudiza aún más la extrema pobreza. Hasta cuando nuestros hermanos formarán parte de la inclusión social que se pregona por doquier…